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Lo primero y esencial era tener bien clara que razón palpitaría dentro de este trabajo, cual debía ser el latido que pondría en movimiento la maquinaria.
Y mi corazón sabía de ese latido lejano en el tiempo, pero que gracias esa lejanía ha gozado del silencio necesario, del reposo imprescindible para madurar, y tomar cuerpo, para al final, ser capaz de explicar a los demás y desvelarme a mí mismo, la razón de todo esto.
Desde hace tiempo, trato de conocer lo que se podría llamar la primera razón de mi pasión por la fotografía, el punto del que emana esta búsqueda ineludible por comunicar a través de imágenes, de paisajes que no son otra cosa que el mismo devenir de lo cotidiano, de la vida, en definitiva.
Podéis llamarme rebuscado, podéis pensar en una actitud protagonista, incluso alguno de vosotros, puede que piense que son, que han sido razones intelectuales las que han puesto en marcha todo este periplo de indagación.
Nada más lejos de la realidad. Lo único que me interesa y mucho, de todo este asunto, no es otra cosa que la más simple, la más sencilla y desde luego la más sincera para con vosotros y para conmigo, de todas las razones que me llevaron un día a ponerme delante de un mostrador y solicitar a un dependiente, una cámara fotográfica.
Solo de ese modo y desde entonces, tuve claro que un día terminaría por descubrir que era aquello que llevaba tanto tiempo tomando cuerpo en mi interior.
Continuará...