Mostrando entradas con la etiqueta Hoy ha sido un día de.... Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Hoy ha sido un día de.... Mostrar todas las entradas

18 de mayo de 2015

Hoy ha sido un día de...




Hoy ha sido un día de malos vientos, de cielo de plomo y de mal sabor de boca.
Nada importante.
Apenas un susto.
A una hora sin determinar, mientras los cuatro miembros de esta familia, dormíamos, unos cacos han entrado en casa.
Se han colado por una ventana abierta y se han llevado tres de los cuatro móviles que a diario pululan por la estantería-librería que abarca de lado a lado el salón.
Los tres estaban en plena tarea de recarga de la batería, descansando, tranquilos, confiados los pobres.
También se han llevado una cámara analógica que era un puro recuerdo sin más valor que el de haber pertenecido a mi suegro y mi antigua Canon 1000D con su estupendo 18/55mm que desde hacía mucho, mucho tiempo no usaba por aquello de trabajar con lo que uno valora como de mejor calidad.
Lástima, la pobre me impulsó con sus buen hacer y su manejabilidad en esto de la era digital.
Son objetos, cosas que se poseen y que pueden ser perfectamente reemplazables. Entidades que ocuparon un espacio en mis manos y en las de mis hijas. Tal vez nada.
Sin embargo hoy ha sido un día de malos vientos, de cielo de plomo y de mal sabor de boca.
Y es que cuando uno realiza día a día un esfuerzo, un gran esfuerzo, para poder poseer estas pequeñas cosas, estos caprichos no del todo inaccesibles pero costosos, al final cuando se hace el vacío, uno se da cuenta de que no es el objeto lo que tiene valor. Lo que realmente vale, lo que realmente cuenta, son los momentos mágicos que se han creado entre estos aparatos y tus manos, entre esos objetos y tu corazón sensible.
Si, nada importante.
Apenas un susto.
Pero la lengua se ensancha hasta no encontrar espacio en la boca, los ojos se van enfebreciendo a costa de una sensación de pena, de lástima puede que mal gestionada pero... intragable.
Nada que decir de ellos, de los que se han llevado esos momentos mágicos.
Nadie a quien culpar. Son cosas que pasan y que no son demasiado graves.
Solo hablo conmigo mismo un poco por desahogo, un poco por alejar ese vacío que hoy me llena (incongruencia de ahora mismo).


Hoy ha sido un día de...




Hoy ha sido un día de malos vientos, de cielo de plomo y de mal sabor de boca.
Nada importante.
Apenas un susto.
A una hora sin determinar, mientras los cuatro miembros de esta familia, dormíamos, unos cacos han entrado en casa.
Se han colado por una ventana abierta y se han llevado tres de los cuatro móviles que a diario pululan por la estantería-librería que abarca de lado a lado el salón.
Los tres estaban en plena tarea de recarga de la batería, descansando, tranquilos, confiados los pobres.
También se han llevado una cámara analógica que era un puro recuerdo sin más valor que el de haber pertenecido a mi suegro y mi antigua Canon 1000D con su estupendo 18/55mm que desde hacía mucho, mucho tiempo no usaba por aquello de trabajar con lo que uno valora como de mejor calidad.
Lástima, la pobre me impulsó con sus buen hacer y su manejabilidad en esto de la era digital.
Son objetos, cosas que se poseen y que pueden ser perfectamente reemplazables. Entidades que ocuparon un espacio en mis manos y en las de mis hijas. Tal vez nada.
Sin embargo hoy ha sido un día de malos vientos, de cielo de plomo y de mal sabor de boca.
Y es que cuando uno realiza día a día un esfuerzo, un gran esfuerzo, para poder poseer estas pequeñas cosas, estos caprichos no del todo inaccesibles pero costosos, al final cuando se hace el vacío, uno se da cuenta de que no es el objeto lo que tiene valor. Lo que realmente vale, lo que realmente cuenta, son los momentos mágicos que se han creado entre estos aparatos y tus manos, entre esos objetos y tu corazón sensible.
Si, nada importante.
Apenas un susto.
Pero la lengua se ensancha hasta no encontrar espacio en la boca, los ojos se van enfebreciendo a costa de una sensación de pena, de lástima puede que mal gestionada pero... intragable.
Nada que decir de ellos, de los que se han llevado esos momentos mágicos.
Nadie a quien culpar. Son cosas que pasan y que no son demasiado graves.
Solo hablo conmigo mismo un poco por desahogo, un poco por alejar ese vacío que hoy me llena (incongruencia de ahora mismo).