Puede ser un objeto un algo íntimo? Cuanto contiene de uno mismo un rincón en el que habita? Qué relación se establece entre los útiles que nos rodean y nosotros mismos? Estas y otras muchas preguntas se cosen a mis emociones mientras voy y vengo entre esos objetos inanimados que conforman el modo en que entiendo el hogar. Pequeñas cosas que dan sentido a la sala, a la habitación, al lugar desde el que cada noche elijo la foto que subiré al blog. Son adornos, pequeños detalles, que a fuerza de compartir tiempo y espacio conmigo, considero algo íntimo. Hoy quise rendirles un pequeño homenaje.

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