En
esta ocasión además del interés puramente fotográfico, un impulso que tiene que
ver con los sentimientos, me llevó a detenerme y tirar de cámara. En este banco
tuve el gusto de trabajar durante cuarenta y dos años y por añadidura, durante
veinticinco años disfruté de su interior a mis anchas puesto que ahí fue donde
nací y viví. En uno de los pisos altos con ventanas a la calle de Alcalá disfruté de la
vida y de las enormes ventajas de vivir en el mismísimo centro de la capital.
No puedo pasar por ese entorno sin pararme a recordar y por lo tanto, imposible
no levantar la cámara y disparar con todo el sentimiento.
27 agosto 2025
Esas líneas que me hablan en silencio
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