El aire se descubre vuelco,
un vaivén de silencios
acelera la caída de la noche
y un hilo amargo, hiel, bilis,
esconde un eclipse de sombras opacas.
Ya nada hay que hacer,
solo entintar la confianza
de azul casi negro frio
y talar los besos que recientes,
son gotas témpano dormido.
Si quemar el fuego gris de la nostalgia…
Ya nada hay que hacer…