Una vieja estación de ferrocarriles fuera de servicio y un
tren detenido por mucho tiempo pueden servir de excusa para hablar fotográficamente
del correr de los días. Todo pasa a una velocidad vertiginosa cuando se alcanza
una determinada edad y a veces, en un rincón escondido de la mente, algo se
revela y quiere detener esa prisa.
Mientras caminaba por esta estación, hoy Museo del tren, me
asalto esa idea y me detuve a tomar la foto que representaba ese deseo, ese
sueño imposible. Esto no hay quien lo detenga..

Precioso detalle del pasado detenido.
ResponderEliminar¿Dónde es?
podi-.
A train station for ghosts!
ResponderEliminarEn vieillissant, j'ai plutôt la sensation que le temps passe moins vite, et les photos le retienne...
ResponderEliminarExcelente captura con tu habitual habilidad. Un museo dedicado al ferrocarril en una vieja estación es una idea muy acertada y este tren que parece "empotrado" una genialidad tuya.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Luis
Que bien has aprovechado las posibilidades que tenia este lugar para hacerle una foto.
ResponderEliminarSaludos.
Si no fuera por su deterioro, podría pasar muy bien por una foto en cualquier estación de tren en funcionamiento, el tren detenido por unos segundos para que los viajeros bajen o suban.
ResponderEliminarEl efecto de la foto muy acertado.
Aferradetes, Luis.
Your photograph becomes a quiet standstill in the relentless flow of time, capturing that fleeting wish to pause the rush even while knowing we never truly can
ResponderEliminarLa vida es como un tren empieza en una estación y termina en otra. Excelente fotografía que le va muy bien a lo que quieres expresar en el titulo. El viejo tren detenido entre dos viejos edificios de una estación. Final de trayecto.
ResponderEliminarUn abrazo.