Y si todo fuese
recto, horizontal, sangre
y un poco dolor infinito,
cuál sería la sombra de amparo
a tanto buscar, indagar, preguntar
sin razón y sin sosiego.
Y si nada fuese
real, palpable, fijo
y un mucho nada absoluta,
de donde emanaría la mirada tuya
y la mía y la de todos
aislados como estamos sin sosiego
Hermosa fotografía.
ResponderEliminar·Te deseo para ti y los tuyos un 2017 pleno.
Un abrazo.
Me quedo hoy con tu poema, Luis. Así me siento yo estos días. Feliz año, amigo.
ResponderEliminarBuena imagen y fantástico poema.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Luis
Muy guapa foto Luis con versos duros pero bonitos.
ResponderEliminarUn abrazo
Nada y todo son solo palabras escapistas.
ResponderEliminarTodo está en medio.
Nada en los extremos.
Un fuerte abrazo, y feliz 2017, amigo.
Aislados si, solos no.
ResponderEliminarEsupenda imagen Luis.
Un abrazo
Sin duda, una mirada ésta en busca del equilibrio. Ese equilibrio que nos haga felices.
ResponderEliminarMies mejores deseos para el Nuevo Año que pronto comenzará, amigo Luis.
Si ya normalmente me impresionan tus fotografías, la de hoy, acompañada de esas palabras que, en el fondo, no hacen más que indagar sobre la propia existencia me impresiona mucho más. Tu entrada de hoy es de las que demuestran (y tiro piedras contra nuestro propio tejado) que no es rigurosamente cierto lo de que una imagen vale más que cien palabras.
ResponderEliminarUn abrazo y mis mejores deseos para el nuevo año,
Estupenda ... muy bien acompañada
ResponderEliminarQué el nuevo año te traiga todo lo que deseas y que este mundo en el que vivimos sea un poco más justo
Abrazos
A veces, se nos clava la certeza de la incertidumbre. A veces, somos conscientes del entramado. Miramos hacia arriba. Vemos. Observamos. A veces, el lenguaje es esa red tejida con tejas que cubren, pero no pueden tapar lo que esconden. A veces, se es consciente de que todo es nada. Entonces, aun en esas veces que, en ocasiones, se hacen tantas, tendemos la mano hacia el verdadero lenguaje, ese que no tiene palabra ni imagen que lo aprisione ni lo esconda, ni soledad ni compañía que lo nombre. Ese sí, no el aprendido, sino el otro, ese que nos hace ser lo que aprendiendo, olvidamos. Ese Luis, ese te brindo hoy. Con mi enorme abrazo. Sigamos.
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