4 de febrero de 2023


 

Parece que todo está en su lugar. Las obras de arte colgadas, el espacio expositivo preparado y dispuesto a recibir a los visitantes, los trabajadores informando de lo que estos visitantes precisan. Es la hora en que la luz entra a raudales por las bóvedas e ilumina las salas con un descaro medido y calculado para que las pinturas, los cuadros, brillen y se muestren a la vista en las mejores condiciones. Y mientras, los visitantes pululan por las salas con los móviles en la mano haciendo fotografías de casi todo lo que ven y luego, cansados, se sientan para conectarse a ese momento siguiente que se preparan para vivir mientras olvidan el que podrían haber vivido con la mejor de las atenciones.  Lastima de momento presente echado a perder.